Hola Ángel, he visto algunas de tus historias y me gustaría contarte la mía ya que nadie más la sabe, a parte de mi abuela que ya ha fallecido.
Solía vivir en puebla, hasta que a la edad de 13 años que me mude con mis padres al pueblo natal de mi abuela (me gustaría dejar en incógnito el nombre del pueblo) en este pueblo se contaban todo tipo de historias sobre brujas, nahuales, duendes y otros tipos de criaturas. yo siempre fui una amante de las historias que se contaban sobre todo ese asunto y me gustaba explorar casas viejas o lugares donde se avistaron estas horribles criaturas.
En una ocasión, un amigo muy cercano a mi abuela, quien era el cuidador de un establo, me contó la historia de una vieja que habitaba en el pueblo hace muchos años, de la cual se decía que era bruja y era una de las más famosas y reconocidas de esas épocas.
Yo me interesé mucho por esa historia, y como era mi costumbre, decidí ir a visitar la casa de la vieja... Ese fue el comienzo de toda mi tortura.
Yo tenía demasiada libertad ya que era un pueblo pequeño y muy seguro, entonces salía cuando quería y podía regresar un poco tarde, pero nunca después de las 12 de la madrugada, que es cuando comenzaban a salir todas las criaturas y el pueblito se volvía peligroso.
Para esto, yo tenía planeado ir a visitar la casa abandonada de la vieja bruja saliendo de la escuela, ya me habían advertido que no fuera, debido a que varias personas que habían ido caían enfermas o comenzaban a sentirse acosadas y observadas por seres extraños, seres tal vez de otra dimensión.
Pero eso no hacía más que aumentar más y más mi curiosidad.
Entonces, llegó el momento,
Aquel día salí de la escuela y me dirigí hacia la casa que estaba a unas pocas cuadras de la escuela, apartada del pueblo, al llegar lo primero que vi fueron varios objetos de brujería y algo que parecían pequeños altares con velas rojas y negras, también muchas hojas quemadas incluso algunas con sangre.
También la casa olía muy extraño como a cigarrillo, humedad y a putrefacción, pero nada de esto me importo mucho, ya que supongo que era normal pues era la casa de una bruja.
A los 5 minutos de investigar comencé a escuchar murmullos que provenían del suelo de la casa, la verdad no me explicaba cómo, si la casa solo era de un piso, intenté relajarme y convencerme de que era solo mi imaginación, por mi nerviosismo, pero hurgando entre los cuartos, encontré unas escaleras de madera que se veían recientes en comparación con toda la estructura de la casa, decidí bajar, ya que en ese momento actúe más por impulso y no por que quisiera hacerlo de verdad.
Al bajar, los murmullos cesaron y solo pude ver una pequeña luz en medio de lo que parecía una habitación de tierra, ya que no había una estructura como tal, era como si solo hubieran hecho un hueco en la tierra, así nada más.
En ese momento quedé en completo shock, pues al enfocar mi vista un poco, logré distinguir una silueta de lo que parecía alguien recostado en el suelo, no pude hacer nada en ese momento, lo único que pude ver, y que hasta este momento me causa terror y al mismo tiempo nauseas, fue un cuerpo que ya estaba prácticamente en los huesos y solo se podían ver pedazos de carne putrefacta aun pegados en el cadáver.
En ese momento lo único que hice al salir, pues el shock fue tan fuerte que salí corriendo de allí a toda velocidad, sin parar hasta llegar a casa, recorrí 6 cuadras tan rápido como nunca antes, estaba tan asustada que no sentí ni siquiera el cansancio.
No quise contarles lo que vi a mis padres, pues sabía que me regañarían por ir a ese lugar, traté de seguir normal, pero eso no fue posible, cosas horribles comenzaron a pasarme a partir de ese día.
Lo primero fue que Comencé a enfermar, me pasaba con gripe y dolor corporal prácticamente todos los días, me dolían los huesos y me costaba respirar, durante semanas enteras al despertar me dolían todo el cuerpo como si me hubieran dado una golpiza y es que eso parecía, pues al revisar, tenía moretones por todo el cuerpo, incluso había días en los que tenía una fiebre tan alta que ni siquiera podía levantarme de mi cama.
Mi abuela, fue quien dijo que esto ya no era normal, que ya sabía que es lo que podía estar pasando conmigo, así que llamo a un curandero del pueblo, pero lo que paso ese día me sigue atormentando hasta el día de hoy.
Antes de que el curandero llegara, les pidió a mis padres que tuvieran lista una habitación completamente a obscuras, donde no entrase ni siquiera un rayo de luz, cuando llego, me encerró allí y me dio un objeto que no pude ver, pues además de la negrura horrible de aquel cuarto, el curandero me vendo los ojos.
Después con voz baja me dijo que pase lo que pase, que escuche lo que escuche no me quite la venda de los ojos, que si escucho la voz de alguno de mis conocidos o de alguien más que no sea el, que intentara no moverme, inmediatamente después de que me dijo eso, extrañamente la habitación se quedó completamente en silencio, así pasaron poco más de 10 minutos, mientras yo llena de terror, me sumergía en mis pensamientos, hasta que de pronto comencé a escuchar murmullos, leves, pero dentro de la habitación, comencé a escuchar golpes a mi alrededor, en el piso en las paredes, y a lo lejos escuchaba horribles voces que me gritaban “Mírame, Mírame!!”.
EL dolor de cabeza comenzó de repente y de manera insoportable, de pronto llegue a pensar que podía explotarme, el dolor era tan intenso que me desmaye, pero aún tengo en mi mente un único recuerdo de un momento antes de caer desmayada, algo que no puedo olvidar, mucho menos por que quien me lo dijo, no era una persona, ni mucho menos, era una voz profunda, gruesa, que penetró hasta lo más profundo de mi alma y que cada que la recuerdo me eriza la piel, y lo que me dijo fue “tu cuerpo me alimenta, tú me encontraste en agonía y ahora terminare absorbiendo tu alma hasta que no quede nada de ti”.
Aún recuerdo esas palabras tan claramente que no he podido olvidarlas aun después de 12 años.
Después de eso, mi familia se mudó a la ciudad de México, donde vivo actualmente, la última vez que volví a ese pueblito, fue para el funeral de mi abuelita, pero aun sufro las secuelas de mi desventura, pues desde entonces sufro de migrañas y me sangra constantemente la nariz, pero además de eso y por fortuna, nada más me ha pasado.
Espero que les haya gustado mi historia, y me alegro de por fin haberla contado alguien más, es un alivio.
