Relato 1 - Había algo afuera
Era el cumpleaños de Mario un amigo de toda la vida, sus padres estaban visitando a unos familiares en Florencia, así que Mario decidió hacer una pequeña reunión en casa, algo de música, juegos, comida y unas cervezas, la casa de Mario quedaba en a las afueras de la ciudad en un pequeño sector llamado "el valle" era una zona llena de naturaleza y muy poco poblada, era una zona que se estaba llenando de nuevos ricos, con casas inmensas todas al rodeando una gran montaña hermosa llena de parajes verdes y pinos, de manera que el tema era el cumpleaños de Mario y conocer su nueva casa, llegamos todos sobre las 3 de la tarde, y quedamos impresionados con la belleza del lugar, nos quedamos en el jardín riendo un rato.
Entre las personas que habían se encontraban Juan y Daniel, dos compañeros de la universidad, que en ese momento sacaron 1 gigantesca botella de Ron y comenzamos a tomar, Mario nos invitó a pasar asi que entramos y conocimos la casa, notamos que tenía muchas paredes hechas con piedras pero Mario nos explicó que muchas de esas casas tenían bases antiguas y que decidieron dejar por decoración, y la verdad se veían muy bien, entre risas, ron y juegos se pasó la tarde, teníamos algo de música en casa pero bastante moderada diría yo, el hecho es que en algún momento escuchamos que algo cayó en el techo, como una piedra o algo así, todos lo escuchamos, pero no prestamos atención y unos minutos más tarde paso de nuevo, Mario nos vio a todos un poco extrañado y decidió salir, Juan, Daniel y yo lo acompañamos, al salir de casa no vimos nada, excepto que todo estaba bastante oscuro, al haber pocas casa no había aún alumbrado en las calles, así que las únicas luces que se veían eran las de las casas vecinas que estaban a unos 700 u 800meteos de distancia, miramos a todas direcciones y no vimos nada.
Aprovechando que estábamos afuera encendimos unos cigarrillos y nos preguntamos que sería el ruido del techo, pero llegamos a la conclusión de que tal vez sería algún animal, así que seguimos hablando afuera, pasado algunos minutos noté que Daniel, que estaba de frente a la casa estaba mirando fijamente al bosque, ni parpadeaba, yo miré a donde él estaba mirando pero no veía nada, mientras Juan y Mario seguían hablando yo seguía mirando a Daniel con la mirada perdida en ese bosque hasta que decidí pasar la palma de mi mano por sus ojos, y no reaccionó, en ese momento pensé que estaba bromeando conmigo, hasta que viéndolo me doy cuenta que en su mano tenía aún el cigarrillo encendido quemándose los dedos, me dio un poco de miedo así que lo empuje, en ese momento reaccionó y Juan y Mario vinieron también, le pregunté que le pasaba y simplemente nos miró a todos y se metió a la casa. Mario, Juan y yo quedamos perplejos ante lo sucedido, y entramos a la casa unos minutos después, dentro estaban todos, pero cuando estábamos ahí, notamos que Daniel no estaba así que empezamos a buscarlos preocupados por qué no sabíamos si estaba bien, Mario comenzó a decir que quizás Dani ya estaba borracho y estaría por ahí tirado en alguna cama, así que buscamos en toda la casa, en cada rincón, simplemente no estaba.
En ese momento volvió a sonar el ruido del techo, era como que alguien lanzará una piedra, recuerdo que lo primero que hice fue ver la hora, era las 2:46am, Mario, Juan y yo nos vimos y salimos de la casa a ver si podíamos ver qué era lo que arrojaban al techo y a tratar de encontrar a Daniel, cuando estuvimos afuera no vimos nada, de nuevo todo oscuro, con la única diferencia de que las luces de las casas cercanas ya estaban apagadas, encendimos las linternas de los celulares y empezamos a rodear la casa,
llegamos hasta el patio que colindaba con un sendero inmenso y boscoso lleno de pinos, estábamos juntos, quizás separados por unos 3 metros de cada uno, ya el ambiente estaba tenso, los tres estábamos callados y aunque no lo demostrábamos el miedo fluía por nuestro cuerpo, veíamos en todas direcciones pero no había nada, todo estaba en silencio solo se escuchaba el viento y los árboles al mover sus ramas, hasta que Mario grito, todo volteamos a ver qué había pasado Mario estaba alumbrando lo que parecía ser un hombre en medio de la nada de espaldas, lo reconocimos, era Daniel, parado perfectamente recto de espaldas y sin decir una sola palabra, juan se acercó rápido y le pregunto si estaba bien, pero cuando todos los vimos notamos que tenía los ojos completamente blancos, todos salimos corriendo como pudimos, nos separamos.
Yo corrí hacia los pinos me senté en unas raíces tape mis ojos con las manos y con todas mis fuerzas intentaba despertarme de esa pesadilla, pero era real, en medio de todo escuché unos pasos, me destape la cara y sin encender la linterna me di cuenta que era Mario, venía caminando a pasos cortos, en la oscuridad como un zombi, lo llame con una voz muy baja, pero simplemente siguió caminando, pasó justo frente a mí, me miró con sus ojos blancos u siguió caminado hasta que lo perdí de vista en la oscuridad del sendero, yo estaba muerto de miedo a unos 600 metros de la casa, por lo que decidí asomarme a ver qué camino podía tomar para salir corriendo, y fue entonces cuando se me ocurrió gritar, pedir ayuda a los chicos que quedaban en casa, así que grite "AYUDAAA!"
Y justo cuando me disponía a gritar otra vez escuché algo detrás de mí, me quedé helado petrificado, no quería voltear, estaba temblando sabía que había algo ahí pero era incapaz de voltear, sentía que se acercaba, así que decido girar mi cabeza y allí estaba juan, de pie con su cara en frente de la mía y sus ojos totalmente blancos, no podía dejar de verlos, pero en eso abre su boca y dice "shhhh, no grites, hay algo ahí afuera"
Empieza a caminar hacia atrás poco a poco sin quitarme esos ojos blancos de encima, y se desaparece en la oscuridad, yo estaba de pie temblando muriendo de miedo, entonces recordé la casa, todo estaba muy oscuro y sabía que Juan Daniel y Mario estaban ahí, en la oscuridad, buscándome, quería avisar a las personas de la casa que salieran, así que lance una piedra al techo de la casa, pero no salió nadie, hice otro lanzamiento y pide ver cómo salían 4 personas, yo empecé a mover los brazos para que intentarán verme pero solo uno de ellos me vio, solo me veía fijamente pero no hacía nada y luego se metieron a la casa otra vez, en eso lancé una piedra más grande y justo cuando salieron las personas otra vez sentí que mi cuerpo colapsaba, aquella imagen fue terrorífica, esas personas que salieron de esa casa éramos nosotros, me desmaye de la impresión, cuando desperté, lo hice en el hospital, tenía suero conectado a mi brazo y platicando con mi madre durante la visita me dice que estuve casi 5 días extraviado en el bosque, mis amigos me vieron salir como siguiendo algo y luego no supieron nada mas de mi durante 5 días, me encontraron tirado con hipotermia, deshidratado, todos suponemos que alguien durante la fiesta agrego algo a alguna de mis bebidas, pero según los exámenes no había rastros de alguna droga, pero la verdad es que no encuentro otra explicación que suene lógica para todo aquello que me paso, fue tan vivido y tan real
Relato 2 - El oro de Don Lupe
Esta historia paso allá por el año 1970, yo tenía apenas como 20 años cuando esto le pasó a Don Lupe, un amigo de mi madre.
Don Lupe tenía a su esposa y siete hijos, y se dedicaba a trabajar el campo, teniendo como patrón a un señor a quien llamaba Don Melquiades, dueño de una extensión de terreno enorme, compuesta por muchas fincas donde se sembraba frijol, maíz, tomate, chile, calabaza y varias cosas más.
Don Melquiades era una persona muy inquieta, según don Lupe, pues siempre estaba buscando la manera de comprar más terrenos para sembrar más y obviamente ganar más dinero.
En una ocasión compro unos terrenos en la ciudad donde vivo actualmente y se trajo a Don Lupe para que prepararan la tierra para poder sembrar, antes que se pusieran a limpiar y como agradecimiento, Don Melquiades le ofreció una porción de aquel gran terreno a Don Lupe, le dijo que de esa forma le retribuiría tantos años de trabajo honesto, diciendo que podía construir en aquel pequeño terreno una casa para toda su familia y que tendría además, trabajo garantizado para él y sus hijos en aquellas tierras.
Como el terreno era inmenso, Don Melquiades decidió dividir el terreno en 2 partes, una para sembrar y otra para tener ganado y otros animales, por lo que le encargo a Don Lupe que construyera unos gallineros y un par de establos medianos.
Don Lupe comenzo a limpiar los terrenos con las maquinas, una tarea que le llevo unas cuantas semanas, despues comenzaron la construccion de los establos y los gallineros, y tambien preparaban la otra parte del terreno para el sembradio.
Cada semana los visitaba don Melquiades para darles el pago por el trabajo, entonces Don Lupe iba a la cantina del pueblo a tomar y divertirse con sus amigos, volviendo a casa casi siempre ya de madrugada.
Una de esas noches caminando en el llano para llegar a casa, pudo ver que dentro de los límites de la finca había un caballo justo debajo de un árbol enorme, el árbol estaba tan lejos que solo pudo ver la silueta del caballo y a un jinete, como haciendo guardia.
Atribuyo aquella visión a su borrachera y no le dio más importancia, al otro día se levantó y se fue a trabajar como cualquier otro día, se acercó al árbol donde había visto la sombra de aquel caballo y no noto nada extraño, pero ya estando allí, vio que el árbol además de ser un huizache, enorme y asombroso, estaba justo a la mitad de donde quedaría el sembradío de maíz, por lo que determino que debían derribar el árbol, pero no solo derribarlo, debían sacarlo de raíz, ya que los huizaches suelen ser arboles muy resistentes que desde la raíz, vuelven a salir.
Para ese entonces, todo el personal que ayudo a arreglar la finca ya se había retirado y solo quedaba don Lupe y su familia, así que tomo un hacha, un pico y una pala, el mismo tiraría aquel enorme huizache, comenzó a cavar desde muy temprano hasta la noche, muy cansado se fue a bañar y luego a dormir.
En la madrugada se despertó muy agitado, sin saber por qué, atribuyendo la agitación a una pesadilla se levantó por un vaso de agua, apenas se estaba poniendo sus chanclas, cuando escucho fuera de su cuarto, el ruido que hacen las herraduras de un caballo en el piso de madera, asustando porque alguien se hubiera metido, tomo su escopeta y se acercó lento hacia la puerta, sin hacer ruido, esperando sorprender al intruso, caminaba lento mientras escuchaba al caballo caminar de un lado a otro de su sala, abrió la puerta y grito, pero no había nadie, fue más bien su esposa quien se despertó de un brinco.
Don Lupe le explico lo que vio, pero su señora lo regaño y le prohibió ir de nuevo a la cantina.
Al siguiente día, como todos los demás, Don Lupe salió para continuar en su labor de retirar el huizache, ya como a medio día teniendo las raíces lo más expuestas posible, comenzó a cortarlas, cortaba y sacaba tierra, cortaba y sacaba tierra, en una de esas, escucho un sonido diferente, escuchó como barro que se quebraba, así que con las manos removió la tierra y en efecto, era un pequeña olla de barro, lo saco con cuidado, todo lleno de tierra y lodo, lo giro para vaciar lo que traía dentro y cuál fue su sorpresa que contenía monedas, joyas y piedras de oro.
Emocionado comenzó a escarbar más y logro encontrar 2 ollas más.
Le cayó la tarde y dudoso por la posibilidad que hubiera más ollas de oro, decidió retirarse, regreso y le contó a su esposa lo que acababa de encontrar, su pobreza había terminado, pero las palabras de la esposa hicieron a don Lupe regresar de la nube en que andaba, pues debían tener cuidado, el tesoro era muy grande y no querían tener problemas ni con Don Melquiades, ni con los vecinos en el pueblo.
Al siguiente día, emocionado don Lupe se levantó antes que saliera el sol y fue al huizache para intentar encontrar más ollas de oro, cuál fue su sorpresa cuando llego, pues en el barro que había retirado se habían impreso tal cantidad de huellas de herradura de caballo, como si alguien durante toda la noche se hubiese paseado alrededor del árbol.
Así, impresionado y con un poco de miedo, Don Lupe siguió buscando, hasta que encontró 2 ollas más llenas de oro, volvió a su casa y las guardo, tomando algunas monedas para irlas a cambiar al pueblo, pasaron así algunos días y Don Lupe no dejaba de encontrar oro debajo de aquel árbol, el gran huizache era ya solo sostenido por las gruesas raíces.
Unos días después mientras don Lupe estaba muy borracho, decidió invitar la ronda para toda la cantina y uno de sus amigos extrañado por aquella extravagante acción, cuestiono a don Lupe, pero don Lupe no le quería decir, así que el amigo mu listo continúo embriagando a don Lupe, hasta que ya prácticamente en inconciencia, Don Lupe le conto lo que había encontrado debajo del huizache.
Así a medianoche fueron los 2, ebrios, fueron caminando hasta el árbol, comenzaron a cavar y a cavar, después de unos minutos don Lupe saco una primera olla, más pequeña que las anteriores y se la enseño al compadre, a quien le brillaron los ojos y emocionado comenzó a cavar con más fuerza, don Lupe cansado se recostó sobre la tierra y se quedó dormido.
Al siguiente día se despertó ya con el sol muy alto, seguro ya era más de medio día, al levantarse, no vio a su compadre por ningún lado, en cambio encontró el árbol tirado y un montón de ollas rotas, llenas de tierra y carbón, eran como mínimo 30 ollas, pero nada de oro.
Esa misma noche, Don Lupe cayo muy enfermo, tenía una fiebre muy alta y una tos que apenas lo dejaba respirar, lo fue a visitar un doctor, pero el doctor no pudo diagnosticar el padecimiento de don Lupe, así que solo les pidió poner trapitos con agua fría para bajar la fiebre y tener paciencia.
En una de esas noches de fiebres muy altas, aun estando muy enfermo, don Lupe escucho como a lo lejos se aceraba un caballo a todo galope, hasta detenerse fuera de su casa, don Lupe con toda la dificultad se levantó de la cama y se asomó por la ventana, pero no logro ver a nadie.
Al girar para volver a su cama, una sombra negra estaba de pie en la esquina de su cuarto, de quien escucho con una voz de ultratumba, que le reprendían diciendo:
“Eso que encontraste era solo para ti, no tenías por qué decirle a nadie más, toma una prenda de tu compadre y ponla debajo del árbol o vendré por ti mañana mismo”.
Luego la sombra solo se desvaneció y don Lupe asustado corrió hacia su cama.
Al siguiente día fue don Lupe a la cantina, con fiebre, apenas pudiendo sostenerse, encontró a su compadre y de manera muy hábil, logro robarle una chamarra que había dejado en el respaldo de la silla, salió rápido de la cantina y corrió como pudo hasta el huizache, dejo la chamarra en las raíces, echó tierra encima y se fue a su casa, a esperar que durante la noche no llegaran visitas indeseables.
Esperó durante toda la noche, nervioso, sin poder dormir por el terror de que algo fuera por él, pero nada paso, salió el sol y no había pasado nada, se asomó a fuera para ver desde lejos el huizache, pero nada, ya no se sentía mal, no tenía fiebre, no le dolía el cuerpo y tenía una extraña inyección de vigorosidad.
Mas tarde, llegaba una vecina con noticias, el compadre, había muerto, al salir muy noche de la cantina, al parecer le dio un infarto y lo encontraron tirado en la calle.
La cosa no quedo allí, don Lupe al buscar en su escondite para tomar unas monedas de oro, se encontró que no había nada más que cenizas en aquellas pequeñas ollas.
Todavía antes de morir don Lupe, ya muy viejito, contaba como el diablo le había regalado oro y él por tonto lo perdió, el huizache duro allí muchos años, hasta que los hijos de Don Melquiades decidieron quitarlo porque mucha gente se metía a la finca a escarbar debajo de ese árbol, destruyendo parte de los plantíos.
Relato 3 - Me dieron de comer HUESOS de MUERTO
Para aclarar vengo de una familia, que cree en toda clase de maleficios, mi abuelo paterno se dedicaba a curar gente con plantas, además, mi abuela materna se dedicaba hacer trabajos, amarres y cosas negras, uno de mis tíos se dedica a la brujería negra, mi papá tiene fuerza para enfrentar algunos malos espíritus, y yo tengo la mala suerte de absorber la mala energía de las personas.
Inicio en el 2006 tenía un excelente trabajo, vestía de traje y estaba en mi mejor versión de mí, siempre he Sido muy alegre, muchas veces a pesar de los problemas siempre brindo mi mejor cara.
En este tiempo tenía muchos compañeros de trabajo, la mayoría era de los que hablan de ti a tus espaldas, pero pues nunca les di importancia, tenía el mejor novio del mundo y aunque lo veía poco por qué estaba estudiando, los días juntos fueron los mejores para mí, un día un compañero me hace el comentario que mi novio solo existía en mi imaginación y yo le contesté, que por qué le preocupan mis relaciones ficticias, que mejor se preocupara por las suyas, que aún vive con su esposa, la tiene muy descuidada y tu pareja nueva no es de fiar.
Muy molesto y sorprendido se fue del lugar.
Paso el tiempo, y sentía que de alguna manera esta persona quería acercarse a mí, no pasaron muchos días, cuando de pronto esta persona se me acercó y más preocupado que molesto me pregunto cómo es que yo sabía de su relación con su compañero de trabajo, le dije la verdad, y es que en ese momento solo me nació decirlo, yo realmente no sabía que él tenía otra relación fuera del matrimonio.
Ahí me pido discreción, ya que, él era un hombre casado y con hijos, pero estaba teniendo una relación fuera del matrimonio, con otro hombre.
Conforme pasaban los días, comenzó a acercase mucho a mí, yo sabía que él estaba estudiando para ser chef, así que empezó a llevarme comida al trabajo, me pedía que yo fuera su catadora.
Comenzamos una relación de trabajo muy buena, no me gusta llamarlo así, pero pudimos llegar a ser muy buenos amigos, si no fuera porque yo realmente no sabía las verdaderas intenciones de su cercanía conmigo.
Después de varios días me empecé a sentir rara, me costaba mucho levantarme de la cama, me sentía muy cansada y sin ganas de nada.
Los días se me hacían pesados y solo quería dormir, como si estuviera deprimida, ya después de varios días sentía parálisis del sueño en varias ocasiones y pensaba que era algo que se me había pegado en el camino, lamentablemente no podía preguntar a mi papá por qué él estaba en una etapa donde estaba perdiendo el oído y no quería juntarle un pesar más.
Ya la gota que derramó el vaso fue que empezaba a sentir una presencia antes de dormir.
Duermo en una cama matrimonial del lado derecho, y después de un rato sentía como alguien levantaba la cobija, se metía y podía escuchar como los resortes del colchón tronaban y mi cama se ponía muy fría, honestamente solo cerraba los ojos y me obligaba a dormir.
Muchas otras veces mientras dormía tenía la sensación de que una sombra negra se inclinaba a mirarme y cuando abría los ojos solo podía ver como si un humo negro se desvaneciera, pero pensaba que era una ilusión por que aún estaba adormilada.
Después de algunas semanas comenzaron a aparecer moretones en mis piernas, algunos me dolían bastante, fue entonces que decidí que tenía que buscar ayuda.
Cómo no podía recurrir a mi papá, busque ayuda y empezaba a preguntar entre la gente de confianza, ya que muchos de mis familiares creemos en estas cosas, alguien me aconsejo que fuera con una señora, amiga de la familia, yo conocía a su hijo Jacobo, así que hable con él y me acordó una cita con su mamá unos días después.
Al siguiente día por la mañana, al salir de trabajar y abrir la puerta de mi casa para salir a la calle… allí estaba Jacobo, me saludo y me comento que su mamá quería que yo me comprara una vela, que la guardara en algún suéter o abrigo y que me lo dejara puesto durante todo el día.
Así lo hice, fui y compre una vela, la guarde en mi suéter que uso todo el día en la oficina.
Cosa rara que ese día este señor que era mi supuesto amigo no se me acercó en todo el día, me saludo solo de lejos, y para si fue algo muy extraño pues siempre por las mañanas iba y me saludaba de beso y me ofrecía algún café o pan, ese día solo se limitó a saludarme desde su cubículo y a la hora de comida dijo que tenía asuntos pendientes fuera de la oficina.
Al día siguiente, fuí con la mamá de mi amigo, me invito a sentarme en su sala y empezamos platicando de cómo me hice amiga de su hijo Jacobo y cosas como esas, nada relacionado a l tema de la cita.
Después de unos 15 minutos de charla, me pregunto si traía la vela, el saqué de mi chamarra y se la entregué, la señora la puso en el suelo y la encendió mientras me comentaba que ella llevaba muchos, muchos años practicando la santería y que la vela era para analizar qué es lo que me estaba pasando.
Me pareció curioso ya que tengo vagos recuerdos de que mi abuela hacia lo mismo cuando nos visitaba en casa o algo así, no recuerdo bien ya que mi abuela murió cuando yo era muy pequeña.
Yo procuré no cortarle nada a la señora de lo que me había pasado en el trabajo, quería de alguna manera verificar la autenticidad del trabajo de la señora, quería ver que era lo que sabía de mi caso y de mi en general, solo le dije que de pronto comencé a sentirme cansada y sin ganas de nada.
Solo me miró, muy seria y me dijo: “Hay un santo… que me dice que se te ha subido el muerto en varias ocasiones… también me dice que en varias ocasiones un hombre negro se mete en tu cama durante la noche… pero no tiene cara, ni pies, ni manos… y algunas noches solo te observa desde la orilla de tu cama… me dice que te hace literalmente suya y que eso te quita hasta las ganas de vivir…”
En ese instante se me heló la sangre, mi piel se enchino y sentí un vacío en el estómago, pero seguí escuchando con atención.
“El santo me dice que en tu trabajo alguien te invito de comer… pero en esa comida había huesos de este espíritu… un trabajo muy negro para vengarse de ti… de que no dijeras algo… El trabajo originalmente tenía la intención de burlarse de ti… pero quién hizo el trabajo decidió acabar contigo… aunque es un trabajo sencillo puede matarte… te iba a ocasionar una fuerte depresión y listo…”
La solución que me dio fue sencilla, me dio una bolsita de tela y me dijo que era una pequeña protección, me pidió bañarme toda la semana con hierbas, mientras me daba un polvo blanco que también tenía que echar en el agua, me dijo que en las noches iba a velar por mi junto con su padrino, de forma remota y me pidió hacer tres cosas, una diaria para liberarme de este espíritu.
El primer día me pidió que antes de dormir, en mi baño dejara un taco con la comida en la coladera y que hablara de que no estaba a gusto con este espíritu por lo que le dejas está ofrenda para que se valla a otro lugar, así lo hice, y de verdad créanme, jamás me imagine que pasaría lo que pasó.
El primer día, después de bañarme, dejar el taco y repetir las palabras que me sugirió la señora, de la coladera comenzó a salir un olor horrible, como a rata muerta, entonces cerré el baño, para que el olor no se esparciera por toda mi casa, pero para mí sorpresa el olor salía por todos los drenajes, por el lavabo de mi cocina, desde la coladera de mi otro baño, y ya había invadido todos los cuartos.
El segundo día hice lo mismo, pero esta vez puse la comida en la coladera del patio de mi casa, igual le pedí que se fuera que me dejara, de nuevo al poco rato un olor nauseabundo comenzó a salir por la coladera, al intentar regresar a mi casa, note que la puerta estaba cerrada y no podía abrirla, error mío fue el asomar la cara a través del cristal, pues al mirar dentro, alcance a ver que en mi cuarto había una sombra negra como de un hombre, del susto me aleje y al asomarme de nuevo ya no estaba, pude abrir la puerta y entre con cuidado, revisé toda la casa, pero no había nadie, ese día tenía que dejar una veladora encendida durante todo el día y la noche.
En el último día, tenía que dejar una vela encendía, junto con un carbón en un plato con un poco de sal de grano y enojada tenía que pedirle que se fuera, esto en la entrada de mi recamara, tenía que dejar la puerta abierta todo el día, así que le puse un peso de metal de plomo que había dejado mi padre de cuando era pescador, pesaba al menos unos 10kg, así me aseguraba que se quedara cerrada todo el día.
Mi madre fue a visitarme ese día como al medio día, ella tiene llaves de mi casa y entro, con el pretexto de irme a cocinar algo, pues ya sabía que estaba pasando unos días difíciles, me cuenta mi pobre madre, que entró a mi casa y escuchaba que alguien estaba en mi cuarto, pensando que era yo, me gritó y una voz igualita a mi le respondió.
Cuando regresé a la casa como a las 4pm, note que mi mamá estaba muy nerviosa y le pregunte, que, que había pasado, me contó que cuando llegó, me saludo y alguien desde mi cuarto le respondió, pero luego de unos minutos fue a buscarme y la casa estaba completamente vacía, al principio creyó que había imaginado que yo contestaba, pero después se escuchaban pasos por toda la casa y que cerca de las 3 de la tarde escuchó como la puerta de mi cuarto se azotó con una fuerza descomunal, tanto que hizo cimbrar la casa.
Con mucho miedo, con los pelos de punta y el corazón como caballo desbocado, fui a mi cuarto, vi que el peso de plomo estaba muy lejos de la puerta, había escombros en el piso, alguien o algo, había aventado en peso de plomo contra la pared, y había cerrado la puerta de un golpe, fue por eso que se había cimbrado la casa de esa forma.
La puerta estaba cerrada, tenía tanto terror de abrir la puerta y ver a aquel hombre parado de pie a un costado de mi cama de ver un rostro horrible frente a mi…
Abrí la puerta… no había nadie por suerte, pude ver que la vela se había consumido por completo el carbón se había apagado, mi cuarto se sentía fresco, acogedor y en paz.
Desde ese día, ya nada me volvió a molestar.
Volví a la oficina y todo era normal, el compañero me hablaba cada vez menos, de pronto comenzó a faltar de manera constante, por chismes me enteré de que le habían diagnosticado cáncer de estómago y que había entrado en depresión, falleció unos 6 meses después, pues el cáncer resultó incurable.
Uno siempre debe de considerar que al hacerle una maldad a otra persona tarde o temprano se te va a regresar.