La economía post-keynesiana es una corriente de pensamiento en la teoría económica que surgió en la década de 1990 como una crítica y continuación de la teoría keynesiana. La economía post-keynesiana se enfoca en la importancia del gasto agregado y la demanda efectiva en la economía, y en cómo la falta de demanda efectiva puede llevar a una economía en recesión.
La economía post-keynesiana se basa en la teoría del economista británico John Maynard Keynes, pero difiere en algunos aspectos clave. Los economistas post-keynesianos argumentan que la economía no siempre tiende hacia el equilibrio, y que a menudo se queda estancada en una situación de desempleo y falta de demanda agregada. Además, sostienen que los mercados financieros pueden ser inestables y que la intervención gubernamental puede ser necesaria para estabilizar la economía.
Los economistas post-keynesianos también se enfocan en la distribución de la riqueza y los ingresos, y argumentan que una distribución más igualitaria puede ser beneficiosa para la economía en general. También enfatizan la importancia de la incertidumbre y la falta de información en la toma de decisiones económicas, y cómo esto puede influir en el comportamiento económico.
En términos de política económica, los economistas post-keynesianos argumentan que la política fiscal puede ser efectiva para estimular la demanda agregada y reducir el desempleo. También sostienen que la regulación financiera puede ser necesaria para evitar crisis financieras, y que una mayor igualdad en la distribución de la riqueza y los ingresos puede ser beneficiosa para la economía en general.
La economía post-keynesiana ha sido criticada por algunos economistas que argumentan que la teoría es demasiado heterodoxa y que no es suficientemente rigurosa en su análisis. También ha habido críticas sobre cómo la economía post-keynesiana aborda la cuestión de la inflación, y si la teoría económica convencional podría dar cuenta de estos factores de manera más precisa.
A pesar de estas críticas, la economía post-keynesiana ha tenido un impacto significativo en la política económica y ha llevado a una mayor atención a la importancia del gasto agregado y la demanda efectiva en la economía. Ha llevado a políticas para fomentar la demanda agregada y reducir el desempleo, y ha llevado a una mayor atención a la distribución de la riqueza y los ingresos en la economía en general.