43 - 3 HISTORIAS PARANORMALES Y DE TERROR VIVIDAS POR CAMIONEROS - Vol 2


Relato 1

Mi familia siempre ha sido transportista, por ello la mayoría de mis tíos o primos son camioneros, traileros o incluso solo chóferes de reparto, en general ese oficio siempre ha sido como el sello de la familia, y realmente nada hubiese sido tan peculiar de no haber sido por mi tío Vicente, y sobre todo por lo que le paso aquel día. Vicente siempre se caracterizó por ser un chófer tenaz, su personalidad siempre fue muy intrépida desde niño y de hecho él soñaba con convertirse en trailero algún día, ni siquiera había cumplido la mayoría de edad y él ya conducía pequeñas camionetas de carga y se alquilaba como chófer de transporte público; pero al final lo logró, cumplidos sus veinticinco hizo el examen para entrar a trabajar a una empresa de transportes y el muy afortunado se quedó, yo le calculo que trabajó como por unos ochos años ininterrumpidos para aquella empresa, la verdad es que le pagaban muy bien y él siempre decía que era bonito andar en la carretera conociendo lugares y recorriendo ciudades, que de otra forma no le sería posible poder viajar tanto. 

Lamentablemente aquella tenacidad se truncó un día, de la nada, realmente nadie sabíamos mucho al respecto hasta que el mismo Vicente nos contó, pero una manera nada agradable para nadie. Esa última vez nosotros supimos que saldría de la ciudad de México porque él mismo, antes de salir, nos comentó algo al respecto, su destino era Sonora, él tenía pensado ir y venir en un máximo de tres días, pero es evidente que esto sucedió. 

En la familia comenzamos a preocuparnos cuando recibimos una llamada proveniente de la empresa donde mi tío trabajaba, mi abuela casi se infarta del susto cuando le informaron que habían perdido el rastro de mi tío Vicente, que ni siquiera lograban dar con el localizador del tráiler. 

La razón de la llamada, era para saber si nosotros sabíamos algo al respecto, pero no, tampoco sabíamos nada, todos mis demás tíos comenzaron a preocuparse, de hecho tuvieron que pasar dos días más para lograr tener al menos una posible pista de lo acontecido, nuevamente le marcaron a mi abuela y esta vez le dijeron que habían encontrado el tráiler, que muchos transportistas lo habían estado reportando ya que este se encontraba varado en medio de la carretera, pero sin que hubiera indicios de algún percance, lo cual parecía muy extraño, porque la mercancía en la caja permanecía intacta, además los de la agencia de seguros también informaron que no se encontraron signos de violencia ni nada por el estilo, que lo único raro que habían encontrado había sido tierra y ramas sobre el colchón del camarote, pero de mi tío ni un solo rastro. 

Así comenzó la búsqueda que duro por lo menos otros quince días, en mi familia pensábamos lo peor, que quizá lo habían secuestrado o que quizá lo habían asaltado y asesinado; las hipótesis eran variables, la casa llegó a estar custodiada por una patrulla que la misma empresa solicitó para estar en el domicilio hasta que mi tío de alguna forma apareciera. Yo recuerdo que entre tanta tensión, la casa comenzó como a llenarse de malas energías, todo el tiempo mis tíos se peleaban, siempre comenzaban a crear sus hipótesis contradiciendo la del otro y esas discusiones siempre terminaban mal, mi abuela solo se la pasaba llorando, los teléfonos no dejaban de sonar nunca, marcaban de la empresa, marcaban compañeros de mi tío, marcaban familiares, todo mundo llamaba, la verdad esa situación era muy estresante, el ambiente en el hogar se volvió pesado, las noches parecían interminables y en verdad que el vacío comenzaba a sentirse. 

Todo se volvió inútil, pasaron los quince días, pero de mi tío Vicente ni un solo rastro, hasta que una mañana y cuando menos lo esperábamos recibimos una llamada, jamás supimos quién era, mi abuela solo nos comentó que quien le marco tenía voz como de una anciana y que esta solo le dijo: ¡él está vivo! y que colgó la llamada. Esto aterró mucho a la familia, pero era para todos, una luz de esperanza en medio de toda la oscuridad, por lo cual mis tíos decidieron comenzar a buscarlo de forma individual solicitando apoyos de compañeros de otras empresas, que se sabía estarían recorriendo la carretera de México hacia Sonora, de esta manera lograron encontrarlo. 

Un camionero dice que lo encontró caminando sobre los parajes de la carretera como a unos veinticinco kilómetros de donde se había encontrado el tráiler hacía ya casi un mes. Cuando lo encontró menciono haberle tocado las trompetas del camión para que volteara, pero que mi tío jamás lo hizo, por eso fue que decidió parar el camión y bajarse por él, pero dice que al acercarse mi tío tenía una mirada extraña, como si no fuera el, no enfocaba la mirada en nada, y de pronto simplemente se desvaneció, por lo que nos informó de inmediato que lo había encontrado y que ya venían en camino, tardaron casi 1 día entero en volver, el chofer comentó que todo ese tiempo mi tío solo dormía, que a ratos murmuraba, pero no se podía entender nada de lo que decía. 

Nosotros esperábamos ver a mi tío contento en cierto sentido, pues ya estaría en casa con su familia, pero cuando este llegó a la casa se veía irreconocible, mas allá de estar muy sucio y desalineado, más bien parecía no estar dentro de sí mismo, no entendía nada por más que le hablábamos y este solo hacia como chasquidos o murmullos, como si hablara con alguien y sin enfocar la vista en nadie, esto nos desconcertó mucho. 

Llegó por fin la ambulancia que habíamos llamado, comenzaron a brindarle atención, e intentaron averiguar lo que había pasado, pero Vicente no supo decirnos nada, sus signos vitales eran buenos, los paramédicos nos sugirieron llevarlo al hospital, porque, aunque no tenía ningún síntoma o lesión grave, no respondía a los estímulos correctamente, nos comentaron que quizás tendría algún golpe en la cabeza y para revisar eso, no habría otra más que tomografía o encefalograma. Uno de los paramédicos, nos comentó que parecía que Vicente había tenía una impresión muy fuerte y que muy posiblemente el daño que tenía no era físico si no psicológico, pero que tendríamos que llevarlo a que le hicieran pruebas de todo tipo a un hospital. Por lo que accedimos a que lo llevaran a revisión, ya una vez en el hospital, le hicieron varios estudios y exámenes, pero casi todo estaba bien, excepto un examen, el psicológico, en el cual fue diagnosticado con estrés postraumático, pero bastante grave. 

La más afectada por esta noticia fue mi abuela, ya que ella no hallaba consuelo al ver a mi tío en ese estado tan deprimente, nos dieron la opción de medicarlo y llevarlo casa, asi lo hicimos. Han de haber sido como las diez de la noche ese jueves, después de cenar, cuando entre los murmullos que Vicente siempre realizaba comenzó a escuchársele decir algo como: ¡Ahí viene! ¡Ahí viene! 

Luego seguía haciendo chasquidos con la boca y volteaba su mirada hacia todos lados, desorientada, como buscando algo, esto nos desconcertó más porque mi abuela intentaba hablarle, pero Vicente no respondía, él no se encontraba dentro de sí. Esto comenzó a ser constante y se daba mucho por las noches o de madrugada, la tensión aumentaba conforme pasaban los días, porque a veces cuando nadie lo esperaba, Vicente de la nada se incorporaba, pasaba de estar acostado, a sentarse en la orilla de la cama y comenzaba a girar en círculos su cabeza, ponía la mirada en blanco y temblaba. 

Realmente era terrorífico, entrar a su cuarto donde tenía las luces apagadas porque eran las tres o cuatro de la madrugada y siempre diciendo ¡ahí viene! De una manera horrorosa y con mucho miedo, la voz le temblaba y sus ojos se abrían hasta casi salir expulsados de sus cuencas, tomaba su cobija y se encogía como un niño aterrorizado, hasta el punto en que lagrimas salían de sus ojos. 

La situación para todos en la casa era espantosa. Un día mi abuelita recibió la visita de una de sus amigas, sin querer pudo ver a mi tío recluido en su cuarto, fue ella quien le comento que mi tío estaba espantado, como si se le había ido el alma, que tenía que curarlo por que tenia un susto muy fuerte. Le dio instrucciones a mi abuelita, cómpreme tres veladoras blancas, llene un balde de agua, prepáreme sal de grano y dos cabezas de ajo macho, mañana vengo como a las diez de la noche y lo curamos. 

Mi abuela así lo hizo, ese día era sábado y justo antes de las diez de la noche llego su amiga con un atuendo un tanto peculiar, vestía una bata blanca y algunos amuletos, en su mano empuñaba un manojo de hierbas, con la sal dibujo algunas cosas sobre el piso, colocó el balde de agua al centro y posiciono las veladoras a un costado como formando un triángulo, sentó a mi tío frente a todo esto en una silla, él se mantuvo quieto al inicio. 

La señora prendió unos inciensos y comenzó como a rezar en voz baja, algo al tiempo que, con las hierbas hacia una especie de limpia sobre mi tío, el ambiente comenzó a sentirse tenso, no sé qué me daba más miedo si escuchar el rezo tenebroso de esa señora mientras se paseaba alrededor de mi tío, mientras estábamos solo a luz de vela o escuchar los desvaríos que mi tío comenzó a decir, Afirmo que hacia él se dirigía una mujer, que le pedía que le diera un beso, el gritaba con mucho miedo. 

Y de pronto comenzó a llorar, pero un llanto con mucho lamento, la señora tomo a mi tío de su cabeza y comenzó a gritarle muy fuerte su nombre, mi abuela se acercó para abrazarlo, mi tío se quedó en calma, cerro sus ojos, levantó la cabeza y con voz tranquila comenzó a contar aquello que lo había asustado tanto. 

Dijo que después de haber cargado diésel paso a la tienda de autoservicio y que entre los aparadores vio a una joven muy guapa comprando y que se le había hecho fácil hacerle la plática, que ella le dijo que se encontraba ahí ya que trabajaba en un bar cercano de la zona, pero que aquella noche no había habido mucho trabajo, por lo tanto a él se le hizo fácil pedirle que lo acompañara prometiéndole que de regreso pasaría y la dejaría en el mismo pueblo, que ella accedió y subió al camión casi sin pensarlo. 

Contó que la química entre ellos fue indescriptible, que iban por el camino riendo y haciendo chascarrillos hasta que decidieron parar el tráiler para tener un poco más de tiempo, la chica comenzó a coquetear con él, y sin perder tiempo la tomo entre sus brazos y comenzó a besarle, apagó las luces completamente y se pasaron para el camarote. 

Cuenta que la acariciaba apasionadamente hasta que de pronto escucho como un chasquido, como de hojas romperse, mientras la besaba y que al abrir los ojos lo que tenía entre sus manos era un esqueleto descarnado cubierto de ramas y polvo. 

Después haber dicho esto la cabeza de mi tío cayó nuevamente, como si se encontrase dormido, la señora recomendó acostarlo y dejarlo descansar, pero creo que algo salió mal, mi tío no volvió a despertar de sus pesadillas nunca, hace diez años que mi abuela murió de tristeza, el sigue gritando cosas extrañas todas las noches y por las madrugadas se despierta y se para frente al espejo por horas, quizás la curandera tuvo razón, aquella noche... le robaron su alma en un beso.

Relato 2

En el fascinante mundo de Los Traileros se ven cosas meramente increíbles de todo tipo, los sucesos paranormales abundan en las carreteras, así como de cualquier otra índole y lo que voy a contarles le sucedió a un señor que conocimos en la carretera, Raúl, ¡él me lo contó tal cual yo se los voy a narrar!

Lo conocí precisamente en la carretera, en esa ocasión yo viajaba con mi familia iba de visita con mis suegros, de repente a mi auto le empezó a salir humo del motor y miré que la aguja que marca la temperatura en el tablero estaba en rojo hasta el tope, íbamos cruzando por un Paraje boscoso muy solitario y me tuve que orillar en un vado qué había a ún lado de la carretera. 

Me bajé y levanté el cofre para revisarlo esperando encontrar la falla, eran como las cuatro de la tarde, no faltaba mucho para que se hiciera de noche y no podía estar en ese lugar tan solitario con mi familia, no sabía mucho de mecánica, pero esperaba que se hubiese desconectado una terminal del poste de la batería o que solo se haya calentado por falta de agua en el radiador. 

Al revisarlo, Aunque le salía mucho humo no pude encontrarle el desperfecto, la situación se había puesto un tanto crítica porque el poblado más cerca estaba a muchos kilómetros de distancia de dónde nos habíamos quedado tirados, la única opción era llamarle a algún mecánico, pero al tratar de hacerlo nos dimos cuenta de que estábamos en una zona muerta porque los celulares no tenían cobertura y nos empezamos a preocupar mi señora y yo. 

En eso a la distancia vimos que venía un tráiler, al ver el auto con el cofre levantado y que mi esposa y yo estábamos tratando de repararlo el conductor del enorme camión se paró adelante de nosotros, luego que llegó hasta donde estábamos dijo llamarse Raúl, preguntando que le había sucedido a nuestro vehículo, rápidamente le explicamos por qué nos habíamos detenido entonces fue a su camión y regresó con una caja de herramienta, se metió por abajo del carro y en cuestión de minutos salió con la manguera qué va del radiador hacia el motor qué evita el calentamiento, estaba rota de uno de sus extremos y nos dijo que ese era el problema por el cual se nos había calentado porque se le había tirado toda el agua del radiador. 

Luego de cortarle el extremo dañado se volvió a meter abajo Y en cuestión de diez minutos la volvió a colocar solucionando nuestro problema, después sacó de su camión un galón de veinte litros con agua y se lo vacío a nuestro radiador, nosotros agradecidos le dábamos un poco de dinero, nos había librado de una situación muy complicada, pero no lo aceptó, ya que según él había sido una coincidencia del destino para poder ayudarnos, porque ese viaje se lo asignaron de última hora.

 Todavía se dio tiempo para contarnos una asombrosa historia que había vivido varios años atrás precisamente en esa carretera unos kilómetros adelante, antes de empezar a contarme emocionado sacó una cajetilla de cigarrillos y me ofreció uno, después de encenderlos empezó a narrarnos lo que le sucedió. 

Hace tres años venía por esta misma carretera para entregar una mercancía a Querétaro y algunos kilómetros más adelante miré que había un accidente de un autobús, se había volcado y por lo que vi al parecer había varios fallecidos porque la ambulancia estaba levantando algunos cuerpos cubiertos de pies a cabeza con sábanas blancas, la policía no dejaba detenerse a ningún vehículo para evitar que se hiciera mucho tráfico. 

Aun así duré como una hora por eso fue que alcancé a ver los cadáveres al subirlos a la ambulancia, seguí mi camino y más adelante me detuve en una fonda para tomarme un café, el accidente me había puesto muy nervioso, Además, ya se había hecho de noche y aún me faltaba mucho camino por recorrer y quería despejar mi mente con un café bien cargado, en eso estaba cuando no sé de dónde llegó una mujer y sin más se sentó a un lado de mí, al momento sentí algo extraño, como escalofríos por un helado viento que tocó mi cuerpo en el mismo instante que ella se sentó Al principio aquella mujer se sentó sin decir nada, solo me miraba fijamente, le pregunté que, que deseaba, mientras le ofrecía un café, aunque no me respondió, pedí dos cafés, uno para mí y el otro para aquella mujer. 

La mujer tomo el café y estiro la mano hacia mí, entregándome un papel, mientras me decía, que sus dos hijas se habían quedado solas en casa, por que ella iba de visita a la cárcel a ver su esposo, en el papel estaba la dirección y el nombre su hermana, que por favor le avisara que fuera a ver a las niñas, pues no sabía cuándo regresaría, que le dijera que iba de parte de María. 

Tomé el papel y al ver la dirección miré que era en un pueblo más adelante, quedaba en mi ruta sin desviarme y no le vi ningún problema en hacerle el favor, pero lo que no entendía o más bien se me hizo extraño fue por qué no le hablaba por teléfono a su hermana y se lo decía o en su defecto, podía ir ella misma ya que no quedaba lejos de donde estábamos. 

Le ofrecí llevarla, pero me respondió que no quería incomodarme y que realmente no era necesario, además que ella tenía otros asuntos que resolver. Entonces tomé el papel y lo guardé en el bolsillo de mi camisa, ella sin decir nada más se levantó de la silla y salió en silencio del lugar, al mirar su café intacto volteé al instante hacia la salida para decirle que olvidaba su café, pero la mujer ya no estaba. 

Todo aquello era extraño, terminé mi café, pagué la cuenta y abordé el tráiler para continuar mi camino, pasaba de las diez de la noche y no quería llegar muy de madrugada a mi destino, el café me había despejado un poco la mente y me puse a escuchar en la radio música relajante, iba tan ensimismado en mis pensamientos qué me pasé de largo el pueblo donde debía entregar aquel papel, lo olvidé por completo. Seguro que, entre la música, mis pensamientos extraños, el accidente de la tarde, todos esos sucesos habían conspirado para que yo no pudiera entregar ese papel. 

No había avanzado ni cinco kilómetros del pueblo donde tenía que entregar el recado cuándo mi camión empezó a fallar y apenas alcancé a orillarlo cuando se detuvo totalmente, luego se apagaron el motor y las luces. No entendía que estaba sucediendo, el camión antes de salir a ese viaje había sido revisado y estaba en muy buenas condiciones, además era raro que ni las luces encendían, como si se hubiesen descargado las enormes baterías que trae un tráiler para abastecer todo su funcionamiento, confundido me bajé para revisarlo, tantos años de trailero me habían dado mucho conocimiento mecánico y posiblemente lo arreglaría yo mismo, levanté su pesado cofre y me dispuse a revisarlo aluzando el enorme motor con una linterna de mano esperando que no fuera muy grave el problema. 

Pero apenas había empezado a revisarlo cuándo las luces se encendieron por sí solas, rápido me bajé del motor haciéndome a un lado por dónde va el copiloto pensando qué algunos asaltantes trataban de encenderlo para robármelo, cuándo alucé la cabina claramente pude ver a la misma mujer que había visto en la fonda cinco kilómetros atrás, sentada, solo mirando al frente. 

Se me erizó la piel y los pelos se me pusieron de punta, ¿Cómo era posible que estuviera arriba de mi camión si ella se había quedado en aquella fonda? Además, cuando venía en el camino no había nadie dentro de la cabina más que yo, el miedo y la impresión me hicieron trastabillar desviando la luz hacia otro lado y cuándo alucé nuevamente al mismo lugar ya no había nadie. 

Aterrado subí al camión, inserté la llave en el switch y al oprimir el botón de encendido increíblemente la máquina prendió al instante, de inmediato pensé en el favor que me había pedido le hiciera la mujer de la fonda, afortunadamente había un gran tramo dónde pude darme la vuelta para regresar, al llegar al pueblo miré a un transeúnte nocturno y le pregunté por el domicilio señalándome que estaba a un par de cuadras más adelante, llegué al lugar y me bajé sin apagar el motor, no quería llevarme otra sorpresa. 

Estaba a punto de tocar a la puerta cuándo se abrió y salió una mujer muy apresurada asustándose por haber yo aparecido tan de repente, luego que se repuso del susto dejó salir un suspiro de alivio y preguntó qué se me ofrecía, le dije que buscaba a Lupe García para entregarle un recado de su hermana, contestó que ella era Lupe entonces saqué de mi bolsillo el papel y se lo di diciéndole que se lo enviaba María explicándole brevemente lo que me había dicho, Lupe al escucharme no pudo evitar el llanto y me dijo que precisamente iba por sus sobrinas ya que le acababan de avisar que su hermana María había muerto en un accidente en autobús. 

Al escucharla quedé pasmado puesto que había muerto en el accidente cuando yo iba en la carretera, mucho antes de que la viera en la fonda, por eso había sentido aquel extraño frío de muerte debido a que ella ya no pertenecía a los vivos y también fue el motivo de que mi tráiler fallara después de pasar el pueblo a donde debía entregar el recado y ella se apareció haciendo que el motor se apagara para que así yo pudiera regresarme y cumplir lo que le había prometido. 

Así terminaba su relato con la última bocanada del cigarrillo. Luego me dijo, ¡esa es mi historia amigo! Por aquí cinco kilómetros adelante están las cruces de los que fallecieron en ese accidente y entre ellas está la de María García quién después de muerta se me apareció para que le hiciera el favor. Impresionado por lo que me había contado, se subió al tráiler y nosotros al coche y nos fuimos al mismo pasó que él por aquello de las dudas.

Relato 3

La carretera es de respeto y una vez más quedó reafirmado; en mis 20 años de trailero jamás había vivido tal cosa, yo normalmente trato de no manejar cansado y menos de noche, pero aquel día salí con rumbo al norte de torreón Coahuila, desde mi base en ciudad de México, la carga era un tanto urgente y tendría que viajar algunos días de noche. 

Faltaba poco para anochecer, aún había unos pocos de rayos de luz y en mero San Luis Potosí me hizo la parada un hombre con las típicas señas de nosotros los traileros y me detuve a auxiliarlo, le pregunté que a donde iba, él con una voz triste, me comentó que su tráiler se quedó sin combustible pero que ya venían a ayudarlo, que si lo podía llevar a donde estaba su camión y yo acepté, se subió y en esa parte del camino se iba lamentando, repetía un ¡dios mío! tras otro, con una inmensa tristeza. Sacó de entre sus ropas una foto donde aparecían sus hijos y esposa, los beso y luego comenzó de nuevo a lamentarse, me dijo que ellos son su familia, que los amaba mucho, pera ya no estaban juntos, que dijo también que él era de Izúcar de Matamoros de la colonia bella vista. 

Por su estado emocional, no pude más que suponer que tenía problemas familiares y lo dejé lamentarse. Comencé a sentir mucho sueño, sentía que el cualquier momento me iba a dormir, llevaba ya bastantes horas manejando y necesitaba descansar, pensé en descansar un poco cuando llegáramos al camión de mi pasajero, así que le pregunte si aún faltaba mucho para llegar a donde estaba su tráiler, me respondió que no, que unos cuantos kilometro más adelante. 

Para no dormirme, encendí el radio y comencé a platicar con mi pasajero, íbamos conversando muy tranquilos, cuando un frio muy intenso comenzó a sentirse en la cabina, note que la calefacción se había apagado y no lograba encenderla, mi pasajero me comento que tenia 40 años, de nuevo comenzó a llorar, entre lágrimas me dijo que lamentaba no poder ver a sus hijos, que le dolía no poder verlos crecer. 

Las luces de la cabina se apagaron, intente encenderlas de nuevo, pero no funcionaba, la calefacción se encendió en su lugar, continuamos unos kilómetros, cuando el radio se apagó junto con la calefacción, el frio y el silencio se volvieron uno mismo, mi pasajero me dijo que por favor no me fuera a dormir, le asegure que eso no pasaría. 

Minutos después llegamos a donde estaba su camión, era una parada de camiones, donde había un pequeño restaurante, me señalo el camión y me afirmo lo bonito que era el lugar, yo asentí, pero extrañado, pues había pasado muchas veces por aquella carretera y nunca había visto aquel lugar, además que su camión, a pesar de lucir nuevo, no lucia moderno, se veía bastante antiguo. 

Me estacioné y bajamos del camión, me invito a tomarme un café, pero me sentía muy extraño pues todo tenía la misma apariencia que el camión de aquel señor, todo era nuevo, pero se veía extrañamente antiguo. 

Le comenté con mucha envidia lo viejo y hermoso que era su trailer, pues estaba en impecables condiciones, era una joya, una reliquia perfecta para los amantes de los camiones, pero entre risas me comentó que dejara de jugar, que el camión era nuevo, la empresa lo acaba de comprar, por supuesto pensé que era sarcasmo. 

Entramos al restaurante y solo estábamos nosotros y los empleados del lugar, pedí un café mientras tomaba asiento en la barra, mi compañero se sentó al lado mío y comenzó a contarme sobre el camión, lo primero que me comento fue que el camión ya no servía. ¿Sabes porque mi camión ya no sirve?, yo lo heche a perder, así casi como tú el tuyo hoy. 

Un frio que calaba los huesos se comenzó a sentir en aquel lugar, me giré para ver alrededor y vi que ya había más gente, sentados a las mesas mientras las meseras los atendían. Me lamenté el que su camión estuviera descompuesto, pues era un joya de verdad. Me respondió: -Amigo, tu aún tiene muchos kilómetros que recorrer, yo ya llegué a mi destino, mi licencia ya venció- cuando dijo esto último se echó a reír. 

El frio en el ambiente era cada vez peor, detrás de mi podía escuchar el murmullo del resto de la gente en aquel restaurante, pero lo note más bullicioso, había una persona llorando y otra más rezando. Me comento también que tenía años que no veía a su esposa y que lamentaba no poder ver a sus hijos crecer, me dijo: -A veces en la noche cuando mis hijos están dormidos les doy un beso, luego voy al cuarto de mi esposa y le doy un beso también, lo extraño mucho. 

La luz en el restaurante comenzó a hacerse tenue, como cuando hay un bajón de electricidad, me gire para ver el total del restaurante, había cada vez más gente y cada vez mas de ellos lloraban, las oraciones se escuchaban cada vez con mas claridad. Mi amigo continuó: Tu vida sigue y la mía ya se quedó estacionada. 

Yo seguí tomando mi café, me sentía inseguro en aquel lugar y la voz de mi acompañante sonaba solo como lejana en mi mente, pude notar que todos en aquel lugar nos estaban mirando, me sentí extraño como si algo no anduviera bien, quise salir de allí pues sentí miedo y me despedí de mi amigo el trailero. 

Pero como si no me escuchara continuo su historia: La razón por la que ya no veo a mis hijos ni a mi esposa, y la razón por que mi camión no funciona es la misma, pues por qué yo al igual que tú, maneje cansado y lo eche a perder y me arrepiento hasta el día de hoy, por eso vine hasta aquí contigo por qué no quiero que te accidentes amigo, tú eres joven, noble y tú familia te espera, no quiero que corras mí misma suerte. 

Cuando escuché esto más por instinto que por otra cosa, me levanté de mi asiento y Sali corriendo, detrás de mi amigo gritaba, que me quedara, que era ya muy tarde, que podía seguir mi camino al amanecer. Me despertó agitado un compañero, estaba yo tirado en el suelo en medio de un paraje, ya era de día y yo no sabía que había pasado, era un compañero ya entrado en años y con dificultad me ayudó a ponerme en pie, me preguntó que, si estaba bien, que vio mi camión orillado y se detuvo a ayudar pensando que me habían asaltado o algo así, le conté lo que me había pasado, sobre el señor aquel y el restaurante. 

Me afirmó que en efecto en aquel claro hace como 50 años había un restaurante, pero un trailero que se quedó dormido se estrelló contra él, matando a varios clientes y empleados de aquel lugar. Ahora comprendo que viajé con un muerto, pero uno que te previene de la desgracia, todo lo que vi en aquel restaurante es la impresión del dolor y el sufrimiento causado por aquel horrible accidente.
Lemuz

Investor • Trader • SoftDev • Cybersec Student - Inicié como trader en el 2017; actualmente trabajo en cuenta propia y con algunas PropFirms. Desde entonces he recolectado información y conocimiento de muchas índoles. He puesto aquí, TODO lo que me interesa y me llama la atención, para encontrarlo en un mismo lugar. Espero que disfrutes del contenido tanto como yo creándolo y, de paso, que aprendas algo nuevo

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